Recorrido con el artista Lorenzo Moya.
En español, sin traducción.
Abierto al público.
Lorenzo Moya (1967, Chile) es un pintor chileno formado en la Universidad de Chile. A lo largo de su carrera ha recibido múltiples distinciones, incluyendo la beca "Amigos del Arte", el primer lugar en el Concurso de Murales organizado por la Asociación Chilena de Seguridad, una mención honorífica en la Bienal de Buenos Aires, el primer lugar en el concurso "Energía y Luz" de Enersis, el primer lugar en el Concurso Nestlé y el premio "Alcatel Amigos del Arte" en Santiago de Chile. También fue seleccionado para participar en el concurso "If the Earth Could Speak", exhibiendo en el Museo de las Américas en Washington D.C., Estados Unidos. La pintura de Moya abarca desde figuras humanas hasta paisajes, siguiendo un estilo figurativo y naïve que infunde a sus obras una calidad poética y misteriosa. Su profunda conexión con la naturaleza lo ha establecido como una figura clave, no solo retratándola, sino también sumergiéndose en ella. A través de su trabajo, invita al espectador a un viaje que trasciende los límites físicos, empleando colores vibrantes, texturas y la pureza de la naturaleza en su estado más esencial.
En una era donde nuevas voces están alertando sobre la crisis climática, la naturaleza adquiere una relevancia renovada. Como suele ocurrir, los artistas están entre los primeros en asumir la responsabilidad, adoptando una postura activista para subrayar la urgencia del mensaje. Rompen la cuarta pared, se sumergen en la naturaleza y nos revelan sus misterios.
En esta producción, la naturaleza se convierte en el único objeto de representación: el paisaje se mantiene autosuficiente. El artista nos lleva en un viaje a través de la extrema biodiversidad de territorios inexplorados y escasamente habitados que ha recorrido personalmente. A través de sus obras de gran escala, captura la vitalidad de estos entornos, manteniendo su escala natural. Mediante una perspectiva en primer plano y limitando la profundidad espacial, Moya retrata sus sensaciones y nos invita a experimentarlas de primera mano: respirar la niebla omnipresente, caminar sobre hojas crujientes, sentir la luz que se filtra entre las ramas, tocar el reflejo del agua, deslumbrarse con el resplandor de la nieve y oler las fragancias de los peumos, la tierra y los laureles.
A través de su obra, Moya transmite un diálogo silencioso de contemplación y reverencia, ofreciendo un homenaje pictórico a la abrumadora inmensidad verde que la naturaleza encarna.